Arte degenerado
Una de las exposiciones más interesantes de la historia del arte.
Lo que están viendo son los productos enfermos de la locura, la impertinencia y la falta de talento. Necesitaría varios trenes de carga para limpiar nuestras galerías de esta basura.
Adolf Ziegler, presidente de la Cámara de Cultura del III Reich.
Hitler (dos veces rechazado por la Academia de Bellas Artes de Viena) fue un apasionado amante del arte. Está clara su vinculación entre el discurso estético con el político, pero sus tendencias preferían el neoclasicismo germánico y odiaba sobre todas las cosas el arte moderno.
Entartete Kunst (Arte degenerado), fue la expresión adoptada por el régimen nazi alemán para describir todo ese arte moderno, una abominación que los nazis combatieron con una de sus mejores armas: la propaganda.
Prohibidas como arte «no alemán» o directamente «arte judío» o «arte comunista», las obras de 112 artistas de vanguardia fueron objeto de burla, e incluso el aparato nazi comisionó varias exposiciones para que la población pudiera ridiculizarlas.
En julio de 1937, cuatro años después de su llegada al poder, el Partido Nazi inauguró en Munich una exposición que incluía obras de Paul Klee, Wassily Kandinsky, Oskar Kokoschka, Max Beckmann y otros varios artistas alemanes.
Incluso Emil Nolde, que había sido uno de los pintores favoritos del Dr. Joseph Goebbels, ministro del Reich para la iluminación del pueblo y la propaganda, fue incluido en la exposición por orden de un furioso führer que acusó a Goebbles de pasarse al lado oscuro. Rápidamente el ideólogo nazi cambiaría de gustos artísticos.
El catálogo de la exposición explicaba que el objetivo era «revelar las metas y las intenciones detrás de este movimiento filosófico, político, racial y moral, y las fuerzas motrices de la corrupción que les motivaban».
En ella se colgaron los cuadros torcidos, se pintaron las paredes con insultos a las obras y a los artistas, y consiguieron que este tipo de arte pareciera extraño y ridículo, un espectáculo circense de freak show para que las obras parecieran baratijas degeneradas a los ojos del pueblo alemán.
Una de las salas mostraba las pinturas abstractas, una espina clavada para Hitler, y se denominó «la sala de la locura».
Respecto a los artistas degenerados, les prohíbo someter al pueblo a sus «experiencias». Si de verdad ven los campos azules están dementes y deberían estar en un manicomio. Si solo fingen que los ven azules son criminales y deberían ir a prisión. Purgaré a la nación de su influencia y no permitiré que nadie participe en su corrupción. El día del castigo está por venir.
Los nazis acabarían despidiendo de la docencia, deteniendo e incluso asesinando a los artistas de la muestra, y sus obras serían quemadas o vendidas a precios ridículos para inundar el mercado del arte. La hoy prodigiosa colección del MoMA, por ejemplo, cuenta con varias obras salidas de esta exposición.