El Manuscrito Voynich
El libro más extraño del mundo.
Estaba dando una vuelta por las casetas de la feria del libro de mi ciudad el pasado mes de agosto cuando me detuve en una de ellas.
Me llamó la atención un atril en el que se apoyaba la copia de un códice del siglo XV sobre botánica.
No conocía dicho códice, nunca había oído hablar de él, pero me llamó la atención que en la hoja de la derecha aparecía el dibujo de un tulipán con una detallada descripción.
El señor que estaba al cargo de la caseta me miró, a lo que yo espeté un: «me recuerda levemente al manuscrito de Voynich». El señor muy educado, pero ofendido (un gesto en su cara lo evidenció) me contestó con un cortante:
«Ya le gustaría al Manuscrito de Voynich parecerse una mínima parte a este Códice».
Ese tipo de reacción es el que produce este libro. Para algunos puede despertar interés, intriga, misterio, curiosidad, para otros en cambio incredulidad, desaprobación, rechazo, y un largo etc.de sinónimos semejantes.
Wilfrid M. Voynich, que en realidad se llamaba Michal Wojnicz, fue un bibliógrafo licenciado en química que también obtuvo el título de farmacéutico. Sus orígenes son poco claros, se especula que nació en Kovno, ciudad de la Lituania central, aunque en algunos de sus propios documentos comentaba que su ciudad natal era Telšiai (Telschi), en la provincia de Kovno.
Como bien describen Gerry Kennedy y Rob Churchill en el libro El Manuscrito de Voynich, Un enigma sin resolver, Voynich, a modo de diario, describe en un viaje por Europa en la búsqueda de incunables, el descubrimiento de un «gran tesoro»:
«En 1912, durante una de mis visitas periódicas por el continente europeo, me topé con una colección notable de valiosos manuscritos iluminados. Durante muchas décadas estos volúmenes habían permanecido enterrados en el arcón donde los hallé, en un antiguo castillo en la Europa meridional».
Solo uno de entre todos los volúmenes, al que denominó «El Patito Feo» (ya que era diferente a los demás), le llamó profundamente la atención. Pronto se percató que el libro estaba escrito en una especie de código «clave». Tanto los dibujos, como la pigmentación indicaban que aquella monografía se remontaba al siglo XIII.
El Manuscrito es un pequeño libro, de veintitrés por quince centímetros, con hojas irregulares en su interior, es decir, muchas de ellas están plegadas en dos y tres partes, con lo que equivalen al doble o al triple del tamaño del resto de hojas.
A día de hoy, el volumen contiene 246 cuartillas, faltando 8 hojas, cuyo paradero se desconoce.
De las 246 páginas, 33 contienen solo texto, el resto de páginas son todo ilustraciones, y todas ellas creadas en tinta y acuarela. Los tonos más comunes en las aguadas son diversos, van entre los verdes, marrones, rojos, amarillos y azules. El contenido de las ilustraciones hace referencias al mundo científico y botánico.
En el análisis del libro, Voynich lo divide en seis partes o secciones, dependiendo del tema al que hacían referencia los dibujos:
- Parte I. Sección Botánica: Con 113 dibujos de especies de plantas, flores, hojas y bulbos; acompañados de textos detallados de cada parte de dichos vegetales.
- Parte II. Sección Astronómica o Astrológica: Con 25 diagramas astrales que representan el sol, la luna y lo signos zodiacales. También ilustraciones de mujeres desnudas emergiendo de objetos que se asemejan a recipientes o tubos de ensayo. Incluye poco texto.
- Parte III. Sección Biológica: Dibujos femeninos en escala reducida, de vientres abultados y caderas opulentas emergiendo de cápsulas interconectadas con fluidos. Estas ilustraciones parecen representar la reproducción humana, haciendo clara referencia al alma en el detalle de las «cápsulas interconectadas».
- Parte IV. Esta parte no tiene sección definida. Está compuesta por seis folios que contienen dibujos de nueve medallones plagados de estrellas, en otros, además de estrellas, también contienen dibujos que nos recuerdan a las baterías eléctricas (o pilas), y también los anteriormente mencionados tubos de ensayo. Otras de las formas que aparecen en esta sección claramente podrían representar la estructura de una célula humana.
- Parte V. Sección Farmacéutica. Con dibujos de carácter botánico, con más de 100 especies de hierbas y plantas medicinales. En esta sección, cada dibujo es acompañado de texto explicativo.
- Parte VI. Texto Ininterrumpido. En esta sección, solamente con texto, estos se acompañan de pequeños dibujos en los marcos y bordes de las hojas en el lado izquierdo.
Entonces, ¿Que pasó realmente con el Manuscrito? ¿Qué descubrió Voynich después de sus análisis en dicho libro? ¿Logró descifrar algo de su contenido?
Pues no, absolutamente nada.
Para empezar, Voynich no fue el único en intentar analizarlo, aunque él fue el «descubridor» de dicha obra. Además de él, existió una larga lista de interesados en descifrarlo, seguidores y detractores a partes iguales.
Voynich examinó el manuscrito durante décadas, llegando a atribuir la autoría de la obra al filósofo, científico y teólogo Roger Bacon (S. XIII) e incluso también al matemático, astrólogo y ocultista John Dee (S. XVI) ya que en los textos hay dos tipos de técnica al escribir, aunque con la misma simbología indescifrable creada de derecha a izquierda.
Entre sus otras teorías acerca del libro, llegó a afirmar que la procedencia del mismo era del suroeste de Europa. Es decir, España, Portugal o Francia, concretamente, la Provenza; para negar esta afirmación años más tarde, en 1954, y asegurando esta vez su procedencia: Alemania.
Las pruebas realizadas en 2009 gracias al Carbono 14 datan al libro entre los años 1404 y 1454. El lugar actual de dicha «incógnita» está en la «Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos», en New Haven – Connecticut.
Uno de los motivos por los que este libro ha creado en su día y sigue creando expectación es por sus ilustraciones. Lógicamente, el estar escrito de manera encriptada ayuda a crear expectación e intriga, pero sus dibujos ayudan a que el enigma crezca. Constelaciones imposibles, análisis de plantas como realizadas a microscopio, imágenes de mujeres conectadas entre sí como si de una mente colmena se tratase… Parece una obra de ciencia ficción solo que creada en la Edad Media.
A día de hoy, no se ha logrado descifrar ni una sola frase, ni una palabra, ya que no existe ninguna referencia comparativa, ningún otro texto de dicha época en el que está catalogado el manuscrito que ayude a desvelar el secreto. Es un código encriptado en el tiempo, que está destinado a no ser descifrado jamás.