Paco Fox:
Cierto estado de crítica hace imposible ver que el emperador no sólo está desnudo, sino que además la tiene pequeña.
Toda una eminencia en eso del cine (el «bueno» y por supuesto también el «malo») y experto en demás temas fundamentales como el rock progresivo, los videojuegos de spectrum o la discografía de José Luis Perales, el señor Paco Fox nos ilustra en esta entrevista con algunas ideas muy interesantes sobre asuntos culturales varios.
Paco es todo un divulgador de la más alta y la más baja cultura, que en estos tiempos ya es imposible —tampoco muy necesario— distinguirlas. Ahí tenemos por ejemplo las vicisitudes y sordideces de su espectacular blog que tanto hacen reflexionar como partirse el culo de risa.
El cine es su fuerte, sin duda. Se nota que lo ama. Es el tío que elige las películas para Movistar+, analiza detritus cinematográficos en su canal de Videofobia, ayuda a organizar glamourosos festivales de cine, y él mismo es un nuevo cineasta (su debut «Cinebasura: la película», co-dirigida con Miguel Ángel Viruete).
Como podéis ver, Paco Fox no para. De hecho, como nos cuenta en esta entrevista, no puede evitar estar haciendo continuamente cosas, como por ejemplo dedicar unos minutos a esta humilde web para compartir su sabiduría.
Damos por sentado que el cine es arte, sea cual sea la definición de esta palabreja. De hecho, es el séptimo, o eso dicen. Defíname, si puede, eso del arte.
Me quedo con una definición que le leí hace mucho tiempo a Félix de Azúa (parafraseando): una cosa que está bien hecha y nos da mucho gusto. Con todo soy de definiciones amplias: desde qué es el amor hasta qué es el rock progresivo pasando por qué es una pizza o una croqueta.
¿Y qué es para usted arte bueno y arte malo? ¿O no hay diferencias y sólo están en el ojo del espectador o en la época que nos toca vivir?
Generalmente, está en el ojo del espectador, pero en esta época posmoderna de la relativización absoluta, hay que decir que hay unas bases objetivas. Hay cosas mal hechas. Hay arte malo. Eso sí: a lo mejor, ese valor (estar mal escrito, estar mal rodado, estar mal compuesto, estar mal esculpido) a ti no te importa y te parece que otros valores de la obra te llenan. O, como pasa en adoradores del kitsch, del cine malo o ciertos géneros musicales, te gusta precisamente esa incompetencia. Pero la incompetencia está. No invalida la existencia de la obra ni el que a una persona le pueda parecer maravillosa. Pero existe.
¿Puede dar algún ejemplo de mierda que con el tiempo se haya convertido en arte de calidad? ¿Y viceversa?
La respuesta, ligada a lo comentado anteriormente, ha de ir necesariamente condicionada a qué se considera o no mierda y calidad. Si entendemos «mierda» a algo que la intelligentsia ha acordado como malo o mediocre en una época determinada, por supuesto. Pasa constantemente. El otro día miré las críticas de la época de «Los Inmortales» y, de hecho, eran peores incluso que de la odiada secuela. Es la base de las obras de culto. Ignoradas o desestimadas en su tiempo.
Si vamos a algo más objetivo, también hay que tener en cuenta cuántos valores que convierten a una obra en «mierda» para una mayoría de personas están presentes. Es altamente probable que haya algo que la redima. Siempre digo que por cada película (pues es el arte por donde más me muevo) hay al menos una persona que le parece buena, aunque tú creas que es un desastre. Pero, tal y como decía en la segunda pregunta, puede haber una cantidad abrumadora de elementos objetivamente espantosos. Por lo tanto, todo el paso del tiempo no puede arreglarlo. Puede generar nostalgia o simpatía, pero será difícil (aunque no imposible) definir al conjunto como «bueno».
Como crítico que es (se dedica usted a filtrar películas para Movistar) ¿en qué se basa para escoger lo mejor? Asumimos que, aparte del mercado, usará usted algún criterio artístico.
Por lo general, me dejo llevar en primer lugar por mi propio instinto. Si la película no me convence, estudio bastantes reseñas y opiniones. Siempre con mucho cuidado de a quién leo y de qué ámbito procede. Ahí puedo entender sus fortalezas o debilidades de cara a según qué público. Así sé para quién estoy comprando la película y, por lo tanto, qué hacer con ella.
Lo peor de mi trabajo no son las heces. Son las mediocridades. Películas que ni son malas, ni buenas, ni excepcionales, ni llamativas… sólo son, como mi ayudante y yo denominamos, «películas que existen». Esas son las más molestas.
Por su trabajo está usted acostumbrado a rebuscar entre las heces. Asumimos que aparece algún diamante en la mierda de vez en cuando… ¿De todo lo malo se puede sacar algo bueno?
Lo peor de mi trabajo no son las heces. Son las mediocridades. Películas que ni son malas, ni buenas, ni excepcionales, ni llamativas… sólo son, como mi ayudante y yo denominamos, «películas que existen». Esas son las más molestas.
Dentro de géneros, presupuestos o incluso compañías que se dedican a comerciar principalmente con mugre, por supuesto, hay que intentar no desestimarlo todo a primera vista, porque a veces, en el catálogo de la empresa dedicada a cine más de derribo, puede aparecer una película curiosa. A lo mejor ni siquiera muy buena, pero sí interesante y con posibilidades para ser de culto en el futuro.
Si es así, por lo tanto, al revés también. Destróceme una obra maestra indiscutible.
Como he dicho, todo es muy relativo en estos temas. Pero entre el cine arthouse (o, como se le conoce habitualmente, «cultureta») hay mucha mugre con grandes reseñas. Películas realmente incompetentes que generan cierto estado de crítica que hace imposible ver que el emperador no sólo está desnudo, sino que además la tiene pequeña. Voy a poner de ejemplo una película reciente que ha tenido algunas reseñas muy laudatorias, pero que no ha colado en la taquilla especializada: «High Life». No hay por dónde cogerla. Siempre digo que, en mi línea de trabajo y en la crítica, lo más difícil no es saber cuáles son los problemas de una película de dinosaurios rodada con el dinero de la vuelta de ir a comprar pan por amateurs. Eso está tirado. El problema es saber cuándo una peli cultureta es diferente de una manera interesante y cuándo es sólo una tomadura de pelo que oculta con gravedad el simplemente no saber rodar o dirigir actores.
Los guionistas son casi siempre mucho más importantes que los directores. Pero desde los tiempos de Cahiers se dijo que el director es la estrella y ahí estamos.
El cine es un arte especial… ¿Es un arte colectivo o pertenece a un auteur? ¿Cuál es su posición en esto?
Es colectivo en la mayoría de los casos. Las aportaciones de los diferentes miembros del equipo son a menudo determinantes. Puede ser como un libro de varios escritores pero con un editor muy potente que, además, redacta varios capítulos. El director sí que tiene el foco y la responsabilidad. Pero muy a menudo son otros quienes sacan las castañas del fuego. Sin ir más lejos, no se le tiene el respeto que merece a los guionistas. Son casi siempre mucho más importantes que los directores. Pero desde los tiempos de Cahiers se dijo que el director es la estrella y ahí estamos.
¿Es mejor contar algo a 24 fotogramas por segundo que en una sola imagen?
No necesariamente. Son formas distintas de trabajar. Te voy a poner un ejemplo muy actual y popular: Joss Whedon en la primera y la segunda de «Los Vengadores». En los comics, en cierto momento, a veces se narra un instante especialmente épico en una página doble. Para adaptar esa sensación, Whedon realizó un equivalente en movimiento que no era estático (como sí le pasa a veces a los Russo en posteriores secuelas): el plano circular de la batalla de Nueva York en la primera parte (que es YA historia del cine) y el del enfrentamiento de todo el equipo con miles de robots en una especie de mausoleo derrumbado en la segunda. Cuenta las mismas sensaciones. Una es estática, la otra es en movimiento.
¿Un artista es un artesano que tiene que ser hábil con sus herramientas o su verdadera herramienta importante es el corazón?
Según si está en momento colaborativo o en un arte más en solitario. En colaboración, puede haber grandes artesanos que tengan alguien poniendo la chispa del ingenio. Sin embargo, esa chispa siempre tiene que estar y, por lo tanto, lo importante es lo que tú has llamado «corazón».
Lógicamente arte es lo que hace un artista para follar, comer o drogarse… ¿Cuál es su motivo de dejar de ser un observador para dedicarse también a la creación?
Pues diría follar, pero te aseguro que no ha funcionado. Yo creo que lo de drogarse viene luego, por la presión de estar de cara al juicio generalmente cruel del público. Dicho esto, secundariamente, es que no puedo evitar hacer cosas. Me da bajona si no escribo o, yo qué sé: hago música mala. Lo peor es que, cuando termino un artículo o he cerrado un proyecto, me da un bajón de 24 horas del copón.
Como todo arte, el cine tiene algo de industria, de entretenimiento, de academia, de ritual para el espectador… ¿Qué es lo importante, lo que les va a quedar a las futuras generaciones?
La influencia en la sociedad de su tiempo y, al mismo tiempo, su condición de reflejo de dicha sociedad a la hora de estudiar cómo fuimos.
¿En qué medida debería el Estado intervenir en eso de la cultura?
Mucha. Y el motivo es doble. El obvio (que sin cultura, nuestras vidas están vacías) y el que mucha gente cree que no debería existir porque viven en sus utopías neoliberales ridículas: porque es una industria que da trabajo a mucha gente y todas las industrias están subvencionadas. A mí, cada vez que me dan por saco con lo de las inversiones estatales, les digo que «Los Vengadores: Infinity War» es una de las películas más subvencionadas de la historia (por incentivos fiscales para rodar en ciertos sitios principalmente) y así les cierro sus bocazas neocon.
Deme su opinión sobre el arte contemporáneo. ¿Vivimos una época demasiado cultureta o todo lo contrario? Quizás cada vez somos menos cultos…
El arte contemporáneo plástico hegemónico en las élites es una risa. Son gente que se quedó atrapada hace cien años en las vanguardias, las cuales, por su propia concepción, llevan a un callejón sin salida. Lo conceptual, las performances y chorradas así están ya superadas y no debería prestárseles demasiada atención. Paralelamente, claro, hay muchísimo arte más interesante sobre el que no hacen documentales. De hecho, con las redes sociales, que tanto mal nos han traído en lo político, también nos ha otorgado más libertad para explorar a nuevos artistas. De hecho, mi pintora favorita ahora es una ilustradora (menudo término más condescendiente) que descubrí por instagram. Tengo la casa con varios cuadros suyos y me importa un pimiento lo que digan las revistas de tendencias.
Dicho esto, sí que creo que la cultura en la sociedad ha sufrido una ligera caída. Pero es una inferencia que hago más por lo que observo a nivel político y periodístico que por temas relacionados con el arte. Y es evidencia anecdótica. Quizá alguien haga un estudio sociológico amplio y descubra que no, que somos mejores que hace tres décadas.
Mis referentes artísticos son todos, porque soy de la generación posmoderna tarantiniana.
¿Como cineasta que es ahora, tiene usted algún referente artístico?
No me considero cineasta, la verdad. Si consigo vender mi último guión, que sinceramente creo que es cojonudo pero casi imposible de que a nadie le interese, me doy con un canto en los dientes y me retiro. Pero vamos… que mis referentes artísticos son todos, porque soy de la generación posmoderna tarantiniana que lo mismo en su obra cita, como en lo último que he escrito, a Alexander MacKendrick que hace un plano con un desastre de Juan Piquer Simón en la cabeza. Somos un caldero de cocido al que le han echado hasta pipas. Pipas sin pelar.
¿Algún cuadro, cómic u otra obra artística que le gustaría llevar a la gran (o pequeña) pantalla?
Cuadro: La dama de Shalott de John William Waterhouse.
Cómic… mmm… El hombre que amaba a los culos de Osamu Tezuka (el concepto de un tío que tiene la casa llena de pequeñas pollas y culos me parece tremendo épater le bourgeois). Otra obra… ponerle imágenes a ciertas canciones épicas de Mike Oldfield.
Se producen alabanzas excesivas a películas muy pretenciosas que dan mucha risa. Vamos, media obra de Julio Médem.
¿Qué es lo que más vicisitud y sordidez le provoca del mundillo del arte, (y por ende de su primo hermano mundillo del cine, que debe usted conocer bien)?
Aparte de la arquitectura de mierda y sus fans, que tan bien trató José Ramón Lorenzo en nuestro blog conjunto, cuando, tal y como comentaba en una de las preguntas pasadas, se producen alabanzas excesivas a películas muy pretenciosas que dan mucha risa. Vamos, media obra de Julio Médem.