
Castillo de Disneyland
Espejismo nocturno.
Una imagen nocturna y casi fantasmagórica del castillo de la Bella Durmiente, iluminado desde abajo de forma dramática. Hasta un cisne nada en el foso, dotando de mayor romanticismo a una fotografía que desprende nostalgia, misterio, belleza y cierta esencia kitsch.
Y es que la extremadamente talentosa Diane Arbus documenta el patrimonio histórico de un país sin apenas patrimonio histórico. En Estados Unidos, un castillo de Disneylandia es lo mismo que en Europa una catedral: un símbolo, una identidad, un enlace con el pasado, un epicentro cultural…
Aunque claro, en este caso el pasado no es real… es un espejismo, un cuento de hadas de Disney, una ficción arquitectónica y cultural inspirado en el castillo de Neuschwanstein en Baviera, salido de la imaginación de Luis II, que Walt Disney no solo trasladó a su revolucionario parque de California, sino que sirve de logo de su emporio cultural. Disney convirtió un espejismo en algo real, con beneficios contantes y sonantes.
Arbus decide retratar este monumento cultural y económico (y ahora también histórico) de noche, quizás para que no se vea demasiado el cartón piedra, quizás para darle una atmósfera oscura de ensueño.
Sin duda, una de las mejores fotógrafas que parió este país de dos siglos y medio de historia, pero que aún parece que no tiene un pasado.