Antonio María Esquivel
España, 1806–1857
Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina nació en Sevilla, y en esta ciudad comenzó a formarse académicamente desde una edad muy temprana.
En seguida destacó su talento para pintar, influenciado en gran medida por el detallismo que caracterizaba la obra de Murillo.
Ganó fama en Sevilla, pero ya casado y con tres hijos, no recibía los suficientes encargos como para mantener a su familia, por ello decidió trasladarse a Madrid. Allí lo nombraron académico de mérito tras participar en un concurso en la Academia de San Fernando y gracias a este título pudo ejercer varios años como profesor de anatomía en dicha Academia.
Con tan sólo 34 años de edad, Antonio María Esquivel padeció una enfermedad que lo dejó prácticamente ciego. Viéndose privado de la vista, el sentido más importante para su oficio, el artista se sumió en una grave depresión. Cuando los amigos intelectuales que había hecho en Madrid se enteraron de esta lamentable situación, no escatimaron en gastos, y entre todos pagaron el tratamiento de un oftalmólogo francés. Gracias a él, recuperó su visión.
Jamás dejaría de sentirse en deuda con sus compañeros, y como una muestra de su más profunda gratitud, el artista realizó retratos (género en el que destacaba por excelencia) de cada uno de ellos, feliz de poder volver a pintar.
Tras su recuperación visual, cosa que para él era como un milagro, consiguió aún más logros en su carrera artística: fue nombrado pintor de cámara, y fundador de la Sociedad Protectora de Bellas Artes. Tuvo también una faceta de escritor, se animó publicando un tratado teórico sobre pintura, entre otras cosas.
Falleció en 1857, con 51 años. Sus dos hijos varones siguieron su ejemplo y también fueron pintores.