Hermenegildo Anglada Camarasa
España, 1871–1959
Hermen Anglada Camarasa formó parte del ambiente modernista catalán que se desarrolló a fnales del siglo XIX, actualmente considerado el máximo representante del postimpresionismo. Conocido por la utilización de un cromatismo singularmente mágico, fugaz y efímero, Camarasa hará de la figura femenina y el paisaje los principales motivos de su repertorio artístico.
Se infuenció de su maestro Modest Urgell en la Escuela Llotja de Barcelona y posteriormente, en el contexto de la Guerra Civil Española cambió de hogar a Mallorca, hasta finalmente ser exiliado en Francia, frecuentando el ambiente de la Belle Epoque, e inspirándose en los pintores que formaban parte del círculo artístico parisino.
Su característica obra diferenciada por el uso de colores saturados y texturas etéreas parecían formar paisajes de ensueño y figuras inmateriales que mostraban sutilmente la irracionalidad del contexto que le tocó vivir. Infuenciado durante su estancia en París por Toulousse Lautrec y la representación del espectáculo, por la aplicación del color al modo de Degas y la representación de la figura femenina como hizo Gustav Klimt, Camarasa creó una pintura muy particular con la que se distinguió de los demás artistas de su época, una pintura que también incluyó una parte del bagaje artístico que adquirió frecuentando los círculos de artistas hispanohablantes.
Aunque la crítica a su pintura fue más bien negativa, tachada como superfcial e intrascendente su obra alcanzó la fama internacional a través de diversas exposiciones que realizó por toda Europa, siendo uno de los artistas que representaría la vida al más estilo baudelairiano, o lo que algunos han llamado la «efervescencia finisecular».