Aucassin y Nicolette
El pintor de la América industrial.
De todos sus colegas precisionistas (Georgia O’Keeffe es la más famosa del grupo), el Sr. Charles Demuth era el más descarado esteta, y además con un gran ingenio. Pintar la chimenea de una fábrica (algo muy habitual en el Demuth de esa época) “abrazada” a un silo redondeado y llamarles “Aucassin y Nicolette”, como la pareja de amantes del romance medieval significa varias cosas: una cierta pedantería sin duda, pero también un gran sentido del humor, y un amplio conocimiento tanto de los paisajes industriales de su país como de la cultura europea, de la que estaba enamorado.
“Aucassin y Nicolette” es una canción francesa del siglo XIII que cuenta la historia de dos amantes con tono paródico. El autor o autora (el texto es anónimo) le da la vuelta al género de caballería y satiriza el amor cortés, haciendo que Nicolette sea la verdadera heroína de la historia. Es ella quien va en busca de él y se pasa el tiempo disfrazada de hombre, mientras que él no puede cumplir con su rol de macho alfa como un caballero decente.
Demuth era un dandy americano, un homosexual más bien discreto, que decidió irse a París años atrás para gozar de un poco de libertad durante un tiempo. Ahí conocería el arte de vanguardia y un par de cosas más.
Y aún pintando después lo que se convertiría en el tema principal de su carrera, la cara luminosa de la América industrial, se ve que seguía anhelando la vieja Europa, al menos por el título del cuadro.
Obsesionado con las posibilidades pictóricas de los elevadores de grano, las torres de agua, las chimeneas y las fábricas, Demuth basó su arte en pinturas tan fascinantes como esta, una historia de amor visual entre dos volúmenes arquitectónicos, y la bautizó como la vieja chantefable.