Diego y Yo
La paloma y el elefante posan juntos en este retrato.
Frida Kahlo pinta este autorretrato con su marido Diego Rivera más de un año después de casarse.
Pese a las continuas infidelidades, Frida idolatraba a su marido y lo admiraba como pintor. Fue su maestro y mentor, y por ello lo representa tan enorme… aunque en realidad, Rivera si era enorme. De hecho, las proporciones del cuadro son bastante realistas: 136 kg de Rivera y 45 kg de Frida… Por ello eran también conocidos como «el elefante y la paloma»
Frida consideraba que Rivera era superior a ella, un gran artista, y por eso lo plasma tan monumental, tan pesado, con esos dos pies tan firmemente apoyados en el suelo y con la paleta y los pinceles en su mano.
La Khalo por el contrario es frágil, pequeña, con esos pies diminutos que apenas tocan el suelo. Coge la mano de su marido y no alude para nada a su condición de artista… ¿Qué artista era ella al lado de él…? Suerte tenía de ser la Señora de Diego Rivera…
Sea o no mejor pintora o mejor artista, Frida Kahlo es hoy toda una institución en Mexico. Con una personalísima pintura que mezcla elementos surrealistas, primitivistas y expresionistas y sobre todo con su personaje formado (Al igual que Dalí, la Khalo creó el personaje de Frida, con su peinado y vestimenta mexicana tradicional, sus abalorios indígenas, su negativa a depilarse cejas y bigote…, por cierto, todo ello aconsejada por Diego…)
Seguramente Frida Kahlo captó mejor que nadie el espíritu de su violento, surrealista y mágico país. Seguramente mejor que su enorme marido. Al menos, el espíritu femenino…
Por que el ser mujer fue uno de los temas que más trató la pintora tanto en su obra (quizás en este cuadro no se ve tanto) como en su vida (Frida también era polígama, como Rivera, y además bisexual).
Por ello es considerada hoy como un símbolo del feminismo en las artes.
En la parte superior del cuadro, una inscripción típica de la pintura colonial mexicana dice:
«Aquí nos veis, a mí, Frida Kahlo, junto con mi amado esposo Diego Rivera, pinté estos retratos en la bella ciudad de San Francisco, California, para nuestro amigo Mr. Albert Bender, y fue en el mes de abril del año 1931»