Unos cuantos piquetitos
Frida denuncia la violencia machista en esta desgarradora escena.
Frida Kahlo leyó en el periódico la siguiente noticia: un hombre mató a su mujer y en los tribunales se defendió diciendo que sólo le había dado «unos cuantos piquetitos». Según la policía, fueron veinte puñaladas.
La artista, comprometida con la causa feminista ya en el año 1935, decidió denunciar el atroz suceso mostrando con pelos y señales la sangrienta escena del asesinato, y a dos palomas portando una cinta con las palabras del individuo, para dejar clara la incongruencia.
El asesino está sonriendo satisfecho y se guarda un pañuelo con el que ha limpiado la sangre. Probablemente salió impune de su crimen.
Pero si algo sobra en el cuadro es sangre… todo el lienzo está lleno de ella: en la cama, en el suelo, en la camisa del criminal e incluso en el marco, lleno de huellas que prueban el crimen.
Frida quiere romper la separación física entre espectador y obra para que el espectador se comprometa, que no sea cómplice de un asesinato que en esos años era considerado un «crimen pasional», con el consiguiente atenuante en la sentencia.
¿Por qué esa idea morbosa? Quizá haya sido simplemente una defensa. Esa mujer asesinada era en cierto modo yo, a quien Diego asesinaba todos los días. O bien era la otra, la mujer con quien Diego podía estar y a quien yo hubiera querido hacer desaparecer. Sentía en mí una buena dosis de violencia, no puedo negarlo, y la manejaba como podía…
Frida Kahlo