Paisaje español con montañas
Paisajes de piel humana.
Dora Carrington (o simplemente Carrington, como le gustaba a ella, ya que Dora le parecía «vulgar y sentimental») viajó a España en la década de los locos años 20 y se quedó lógicamente fascinada por el paisaje andaluz.
La pintora decidió plasmar Sierra Nevada en lienzo, y le quedó una obra de lo más sensual. Esas montañas ondulantes en el primer plano contrastan con los picos puntiagudos del fondo, y da la impresión de que la pintora convierte el paisaje en un ser humano hecho de piel y huesos. Carrington humaniza las secas tierras de Andalucía.
Son colores cálidos (esos vibrantes naranjas y amarillos hasta parecen dar calor… calor humano) en los que más que aridez, se transmite casi amor. Formas humanas bajo una piel tostada por el sol.
Carrington fue casi una anomalía en la Inglaterra victoriana. Frente a la conservadora sociedad de la época, ella (y los demás miembros del Grupo Bloomsbury entre los que andaba la escritora Virginia Woolf), optó por ser libre. Bisexual, viviendo en un trío amoroso, con su corte de pelo andrógino, Carrington destacó por sus actitud, pero no por su arte. Hasta muchas décadas después no fue valorada su pintura, compuesta por cuadros tan fascinantes como este.