Pandemonium
¡Dios mio, esto es un infierno…!
Al son de la trompeta proclamaron
un consejo que al punto se tendría
en Pandemonio, capital excelsa
de Satán y sus nobles.
Convocaron de cada regimiento y cada banda
al mejor por su cargo o elección.
Llegaron con centenas y con miles que seguían;
se obstruyen los accesos,
los anchos porches y la sala inmensa.
Son enjambres, por tierra y por el aire.
Como abejas cuando el sol va con Tauro en primavera
que de la colmena salen a raudales.
John Martin se inspira en uno de sus ídolos, John Milton, para ilustrar un pasaje del Paraíso Perdido, poema bíblico de 1667.
En la imagen vemos al mismísimo Satanás de pie, que acaba de crear de un soplo el palacio que va a albergar la reunión de todos los demonios, lo que viene a ser un Pandemonio, según la palabra inventada por el propio Milton. Se acaba de crear, nada más y nada menos, que la capital de los infiernos.
Satanás observa su inmensa creación desde unas rocas rodeadas de lava calentita. Es el paseo marítimo del infierno, y el gigantesco complejo de edificios recién creado está en primera línea de playa. Un rayo cae al fondo, como celebración de tan infernal y satánica ocasión.
John Martin fue un pintor absolutamente romántico. Sus paisajes solían ser inventados, inmensos, épicos, dramáticos, más grandes que la vida. Paisajes extensísimos poblados por figuras diminutas, a menudo iluminados teatralmente, como es el caso.