Café en la Plaza de la República
Postal de París.
Si hay un pintor de París, ese es Edouard Cortès. Pintó la ciudad más de 300 veces (y al parecer existen más de 400 obras falsificadas con su firma), y en sus lienzos dejó reflejadas sus plazas, sus calles, sus boulevares, sus gentes, su luz… Pintó París con sol, con lluvia, con nieve, con niebla… La pintó amaneciendo, por la tarde y por la noche.
Estos paisajes urbanos demuestran que París era la musa de Cortès.
En este caso vemos el Café Balthazard, ubicado en la Place de la Republique. Con su estilo postimpresionista de pinceladas sueltas y vibrantes, Cortès representa este emblemático lugar en un momento mágico del día, cuando va a anochecer y se encienden las luces.
Vemos un típico contraste de los cuadros de Cortès: la luz natural vs.la luz artificial, y la magia del arte hace que el cuadro parezca estar iluminado por sí mismo.
Vemos también otra característica del pintor… Raro es que en sus paisajes urbanos no aparezca el bullicio de los parisinos. La gente forma parte fundamental del paisaje. Figuras apenas dibujadas, pero vivas y vibrantes, en movimiento (mirad los coches de caballos o el ciclista de la derecha, por ejemplo).
Los cuadros de Cortès son las perfectas postales de París.