Puesta de sol cerca de Villerville
Retroalimentación impresionista.
Daubigny visitó en incontables ocasiones el pueblo costero de Villerville-sur-Mer en Normandía, esa región francesa poco explorada pero que brinda atardeceres como el que el pintor nos regala en esta obra. Allí pintó una serie de paisajes, que, en su gran mayoría, incluían el mar y las puestas de sol.
En este cuadro las pinceladas del artista francés son amplias y rápidas, lo que genera que la pintura parezca que ha sido completada de una sola vez, cuando en realidad le hizo una serie de cambios hasta lograr el atardecer que contemplamos.
Al observar la parte inferior izquierda de la pintura podemos ver a dos figuras que llevan unas canastas en su espalda, indicándonos que podrían ser pescadores. Lo importante de este detalle es que nos agrega un sentido de contexto y dimensión al resto del paisaje, demostrandonos en parte lo pequeños que somos frente a lo que la naturaleza puede ofrecernos.
El uso de colores intensos y brillantes no coinciden con otras obras realizadas por Daubigny; los amarillos, naranjas y rosas tan saturados reflejan claramente la influencia de los impresionistas franceses, con quien el pintor tenía mucho contacto en su momento.
La puesta de sol logra un efecto hipnótico en quien la observa y, a su vez, nos recuerda mucho al cuadro Impresión, sol naciente de Claude Monet, que le dio nombre al movimiento impresionista. Esto es en parte resultado de la amistad que Daubigny mantenía con Monet, que (por suerte para nosotros) generó una retroalimentación en su interacción artística.