Todo es vanidad
Esta ilusión óptica tuvo un enorme éxito en la época. Todavía lo tiene.
Estamos ante una alegoría de la muerte. «Vanidad de vanidades, todo es vanidad», dice Salomón en el Eclesiastés 1:2, el libro más existencialista de la Biblia, donde el hijo de David reflexiona sobre la fugacidad de la vida y la futilidad de las cosas perecederas.
Gilbert titula así a esta popular ilustración que fue comprada por la revista LIFE y que hoy es una de las ilusiones ópticas más reproducidas de la historia. El artista la creó cuando tenía 18 años.
En ella vemos a una sofisticada mujer de finales de la era victoriana que se mira en un espejo sentada ante su tocador. Está rodeada de productos de belleza y demás potingues. Pero en conjunto, y mirada desde cierta distancia, la imagen parece adoptar la forma de un cráneo humano.
Es la clásica representación de una vanitas, con todos los atributos: un cráneo, un espejo, productos de belleza o lujos perecederos… Al final eso es lo que somos todos los seres humanos por igual, sin distinción de sexo, raza o clase social: un sonriente cráneo.
Aunque Gilbert sitúa una solitaria vela a la derecha, representando a la vida, que se va consumiendo fugaz. El artista quiere recordarnos que intentemos aprovechar el momento.