Adriaen van Utrecht
Flandes, 1599–1652
En ocasiones, el alumno supera al maestro y, esto pasó con Adriaen van Utrecht. Un destacado pintor flamenco de bodegones que inició su formación en 1614. Junto con su maestro Herman de Ryt, pintor y marchante de arte, son considerados los inventores del género de los «pronkstillevens», es decir, naturaleza muerta representada con gran variedad de objetos, flores, frutas, animales muertos o vivos y personas vivas. Esta disposición abundante es una de las características de Adriaen van Utrecht, así como, un concepto detallado y decorativo en sus cuadros. Influencia barroca adquirida durante sus viajes a Francia, Italia y Alemania.
Utrecht recrea escenas de mercado y de cocinas, bodegones, frutas y guirnaldas de fruta, así como, animales de ave de corral, loros, monos o animales de cacería. Animales muertos o vivos, además de figuras humanas, jugando así, con el concepto vida-muerte. En sus pinturas se refleja la influencia de Franz Snyders, el creador de la naturaleza muerta de caza y las «despensas» e incorpora efectos del claroscuro.
En 1625, tras la muerte de su padre un año anterior, regresó a su país natal, el lugar más prestigioso de la ciudad, Amberes. Durante este tiempo, realizó cuadros de grandes dimensiones y colaboró con grandes artistas para encargos. Entre ellos, David Teniers el Joven, Jacob Jordaens o Rubens.
Adriaen van Utrecht refleja en sus obras la cultura y riqueza cosmopolita de sus propietarios. Por su excelencia en la composición y técnica pictórica recibe encargos internacionales y lo convierten en un artista de éxito. Admirado por el Emperador de Alemania, el rey Felipe IV de España y el Príncipe de Orange. En la boda de su hermana Catharina y el pintor Simon de Vos conoció a su esposa Constancia. La pareja tuvo 13 hijos, su mujer se convirtió en pintora y se cree que pudo haber pintado copias de su marido mimetizando su estilo.
Aunque toda su vida mantuvo un prestigio impecable, se sospecha que perdió gran parte de su fortuna debido a problemas de salud. Murió en su ciudad natal, a los 53 años, en 1652. Demostrando en su legado, que puede pintar cualquier cosa: vajillas preciosas, vasos, frutas, animales, personas y materia muerta con gusto y rigurosidad pictórica.