Juan García de Miranda
España, 1677–1749
El madrileño Juan García de Miranda fue restaurador oficial (restauró por ejemplo Las Meninas) y después pintor de cámara de Felipe V.
Parece que Miranda era manco de nacimiento, así que pintó siempre con la mano izquierda, sujetando la paleta con su muñón. Bien relacionado, tuvo acceso a las colecciones reales. Hablamos de flamencos, venecianos, Rubens y Velázquez. Palabras mayores. Ahí pudo aprender bien su oficio.
En un incendio en el Alcazar en 1734 ardieron importantes obras de arte, pero llamaron a García de Miranda para restaurar las que se pudieron salvar. Parece que el artista lo hizo de forma sobresaliente y gracias a eso se pensó en él como pintor de cámara con un sueldo de 2 000 ducados de vellón más 500 de ayuda de costa, además de un taller propio próximo a palacio.
Miranda pudo vivir de ello. Trabajó hasta el final de su vida realizando inventarios de las pinturas de todos los palacios reales y reparando las dañadas.
Pero también pintó obra propia, básicamente pintura religiosa (contrarreformista a tope). Vidas de santos y vírgenes, demostrando que la Iglesia Católica no es del todo monoteísta. Juan García de Miranda lo hizo con un estilo barroco tardío, propio del siglo XVIII, influencia de Antonio Palomino en ese colorido y luminosidad tan de la época y sobre todo de todo ese espectacular arte que tenía a mano en palacio.