José de Ribera
España, 1591–1652
José de Ribera y Cucó fue en realidad un artista italiano, ya que desarrolló casi toda su producción en este país. Por ello es también conocido como Giuseppe Ribera o Lo Spagnoletto («El Españolito»), debido a su baja estatura. Fue el más grande pintor de la escuela napolitana y sus obras tuvieron una enorme influencia en otros españoles como Velázquez y Murillo, y en autores posteriores que llegan hasta Matisse.
La obra de Ribera tiene fama de truculenta y sombría, casi de terror. «Ribera empapaba el pincel en la sangre de los santos…», dijo Lord Byron. Será por los innumerables cuadros de martirios y el tenebrismo que usó en buena parte de su producción, si bien es verdad que era el estilo de la época.
Hijo de zapatero, marchó muy joven a Italia para aprender el oficio de la pintura. Ahí se convirtió en uno de los primeros seguidores de Caravaggio, diciendo algunos historiadores que llegaron a conocerse. De Roma marchó a Nápoles (española, recordémoslo) donde se vivía un gran esplendor cultural. Ribera era considerado ya, pese a su juventud, un maestro.
La Iglesia católica y acaudalados coleccionistas privados serían sus principales clientes.
Justamente acaudalado él también, Ribera nunca quiso volver a España explicando:
Mi gran deseo es volver a España, pero hombres sabios me han dicho que allí se pierde el respeto a los artistas cuando están presentes, pues España es madre amantísima para los forasteros y madrastra cruel para sus hijos.
Aún así, su obra fue adquirida masivamente por españoles (eso explica su fuerte presencia en El Museo del Prado) y muy admirada por sus coetáneos de toda Europa. Rembrandt en concreto admiraba más que nada sus grabados.
En Italia se habló mucho de la actividades mafiosas del pintor, ejerciendo de «Padrino» napolitano, prestamista truculento y rompehuesos ocasional.