Roberto Ferri
Italia, 1978
¿Se sigue haciendo barroco en pleno siglo XXI…? Pues sí. La pintura de Roberto Ferri es un ejemplo de que la pintura barroca, el simbolismo y el romanticismo todavía pueden servir para fabricar arte. Arte de ahora y de siempre. Ferri es un joven-clásico-moderno-antiguo. Italiano hasta las cachas y enamorado de la anatomía humana, sus cuadros son ejemplos de belleza académica de otros tiempos.
Por supuesto, se nota que Roberto Ferri tiene preferencias estéticas por el pasado. Todos hablan de la importancia de Caravaggio en su pintura, pero sin duda también están presentes en la obra de este artista las obras de Bouguereau, Falero o Gêrome entre muchísimos otros.
Siempre con figuras humanas presentes y desnudas, las pinturas de Ferri son cárnicas. También tienen un poso onírico, un tamiz surrealista que las hace tan modernas. Pasado y presente, realidad y sueño, erotismo y espiritualidad… Ferri consigue la comunión de conceptos desde un clasicismo formal apabullante.
Como los antiguos maestros, Ferri se decanta por la pintura mitológica, la religiosa, a veces la histórica o la alegórica, pero siempre con el desnudo humano para explicarnos el tema. Siempre despertando nuestros sentidos, consciente de que la pintura es al fin y al cabo materia.