El beso de Dante y Beatriz
Un amor inmortal.
Uno de los más recientes trabajos de Ferri homenajea el aniversario de la muerte de Dante, concretamente 700 años después.
Gran erudito y creador de obras maestras como es la Divina Comedia, Dante Alighieri tenía musa particular: Beatriz Portinari, a la que amaba profundamente y fue su fuente de inspiración principal en obras como la Vita Nuova, o también la guía del poeta en la última parte del viaje de su Divina Comedia, en el Paraíso, donde Virgilio ya no podía acompañarle. No sabemos si fue una mujer real o sólo la había visto en un par de ocasiones. Puede que ni siquiera llegara a hablar con ella.
Influenciado en su técnica pictórica por artistas como Caravaggio o Velázquez, Roberto Ferri nos muestra una escena cargada de anhelo y deseo. Ese beso que jamás existió, el amor idealizado.
Beatriz, completamente desnuda y apoyada sobre una sábana blanca representa pureza y bondad. Una alegoría del amor puro, la personificación del sentimiento encarnado en su cuerpo. Dante también aparece desnudo, aunque en la cabeza lleva su icónica caperuza roja y la corona de laurel. Es el atuendo que asociamos siempre con él, la gran cantidad de representaciones de artistas de todas las épocas lo han pintado o esculpido con ello.
Resulta una escena apasionada, que nos hace pensar en la fuerza de un amor tan fantasioso y conocido en literatura como es el de Dante y Beatriz. Un amor más fuerte que la vida y la muerte. Un amor inmortal.