Corita Kent
Estados Unidos, 1918–1986
Corita Kent, nacida Elizabeth Kent fue una monja artista que utilizó el arte como herramienta de activismo y comunicación social. Una religiosa que hacía arte pop en los años 60 y que dejó un mensaje típico de esa época tan ingenua: paz y amor.
Corita se hizo monja con 18 años y se fue a un convento en Los Ángeles, las Hermanas del Immaculado Corazón de Maria. No era un convento de clausura precisamente, la hermana Corita salía a menudo a la ciudad y estudió arte y diseño en varias universidades californianas. Al parecer, además de Dios, Corita tenía otra vocación irrenunciable: el arte.
Fue profesora de arte en la universidad del Immaculado Corazón de Maria, que en ese momento era de las mejores del mundo en cuanto a arte, y a sus clases acudieron de oyentes gente tan ilustre Alfred Hitchcock, John Cage o Saul Bass.
Como Corita era «un poco rojilla», veía el arte como una herramienta democrática que debía estar al alcance de todo el mundo. Por ello vio en Warhol y sus serigrafías un ejemplo perfecto de transmitir su subversivo mensaje de amor y tolerancia. Usó el consumismo con fines espirituales en una obra dominada por el color y su propia caligrafía, combinada con otras tipografías. Su arte se basaba en la palabra como imagen.
El trabajo de Kent era cada vez más político, y tocaba desde la Guerra de Vietnam a crisis humanitarias de todo tipo. A la jerarquía eclesiástica de turno no le gustaba, evidentemente. El cardenal fascista y folla-niños de Los Ángeles calificó la universidad como «comunista» y el trabajo de Kent como «blasfemo». Las presiones se volvieron insoportables.
Harta de todo esto, Corita Kent volvió a la vida secular en 1968 (ella y las demás monjas, por lo que el Immaculado Corazón cerró sus puertas y su sabiduría). Se fue a Boston y siguió creando arte, pero fue duro alejarse de una de sus vocaciones…