Jasper Johns
Estados Unidos, 1930
Jasper Johns fue uno de los primeros artistas pop de los Estados Unidos. Fue uno de esos jóvenes que quiso enfrentarse al entonces todo-poderososo expresionismo abstracto mediante la simple representación de banales elementos de la vida cotidiana. Fue tan chocante su obra (y la de su colega Rauschenberg) que fueron calificados en un principio de neo-dadaistas. Warhol tomaría buena nota del arte de Johns para iniciar su carrera al estrellato.
Un chico del sur como Johns acabó siendo uno de los pintores americanos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX.
Nació en Augusta, Georgia y desde muy niño se interesó por la pintura. Por ello acabó estudiando arte en la universidad y después en Nueva York. Tras un par de años sirviendo en la guerra de Corea, volvió a retomar el arte, quizás con otra mentalidad.
Tras descubrir a Marcel Dunchamp y sus readymades, algo se encendió en su cabeza. ¿Y si pintaba simplemente objetos cotidianos? Tanto sentimentalismo y emociones desbordadas de los expresionistas abtrarctos ya le cargaban. Tanto mirar hacia adentro, cuando tanto él como el arte norteamericano necesitaban urgentemente mirar hacia afuera. Además por objetos hay que entender las propias piezas: aplicando gruesas capas de pintura, el propio cuadro se convierte en objeto y no sólo en reproducción.
A mediados de los 50 dio con el objeto más banal de todos: la bandera. Flags, Target y Numbers formaron parte de su primera gran exposición en solitario, y supusieron toda una revolución por su aparente simplicidad y fuerza. Y desde luego por incorporar lo cotidiano a la imaginería norteamericana. Un éxito.
Sus trabajos empezaron a subastarse a precios acojonantes, convirtiéndose en el artista vivo más cotizado de esos momentos. El MoMA adquirió sus obras como si fuera un artista muerto.
Nunca estuvo cómodo repitiéndose. Podría hacer banderas y dianas toda su carrera, pero fue cambiando a otras muchas etapas, rompió varias veces con su propio estilo para dar lugar a otro.