Grupo Memphis
Italia, 1980
Memphis, Tennessee, Estados Unidos, Donald Trump.
Sé que esto es lo primero que has pensado al ver el título, pero la verdad es que para ubicarte mejor, nos vamos a desplazar (a no ser que ya estés ahí) hasta el país de da Vinci, Tintoretto y Bronzino. Exacto, Italia.
Milán, años 80, Ettore Sottsass (fundador y diseñador de la famosa máquina de escribir roja, Olivetti Valentine) organiza una reunión en su apartamento, creando sin saberlo un equipo multidisciplinar formado por diseñadores, diseñadores de mobiliario, escritores e incluso arquitectos. Mientras bebían y compartían sus diseños, sonaba Stuck Inside of Mobile With the Memphis Blues Again de Bob Dylan, lo cual da lugar al nombre del grupo.
Aburridos del «statu quo» del minimalismo de los 70’s (estructurado, limpio, ordenado y cohesivo) deciden ignorarlo y centrarse en lo divertido, radical e incluso lo funky, añadiendo ruido, asimetría, geometría de colorines, patrones (como por ejemplo, los «Squiggles», diseñados por el propio Ettore) y materiales nuevos como el terrazzo a sus creaciones, inspirándose en el Art Deco, el Pop Art y el Kitsch de los 50.
En el Salone de Mobile de Milán, presentan en el 81 su primera obra, Carlton bookcase. Se formaron grandes atascos para llegar a la exhibición, Ettore llegó a pensar incluso que el atasco se debía a un atentado terrorista, pero no… era para ver su obra. ¿Surrealista? No. Memphis.
Actualmente, el estilo Memphis sigue presente en nuestra sociedad. Diseñadores inspirados por este movimiento siguen creando contenido basado en él, como por ejemplo Camille Walala, Kartell (marca de muebles italiana) e incluso algunos miembros que formaban parte del colectivo como, Nathalie Du Pasquier (colección de ropa para American Apparel, 2014) y Alessandro Mendini (Colección de tablas de skate para Supreme, 2016).
Hay quien pensará que las obras del Grupo Memphis son inútiles y sin sentido y quién sabe, quizá lo sean. No obstante, el arte de Memphis, pretende ser un movimiento que te hiciera sentir.
En palabras de Ettore:
Cuando era joven, todo lo que escuchábamos era funcionalismo, funcionalismo, funcionalismo. Pero no es suficiente. Diseñar debería ser también sensual y emocionante.