H.R. Giger
Suíza, 1940–2014
Pintor, dibujante y escultor, Hans Rudolf Giger ganó fama mundial al crear el mounstruo de la película «Alien» (1979), pero su obra abarca muchas más creaciones surrealistas con imágenes de pesadilla. Humanos mezclados con máquinas (Biomecanoides), formas sexualizadas, fetichismo, ecos a H. P. Lovecraft… Es el de Giger un arte oscuro y macabro, aunque fascinantemente bello.
Siempre vestido de negro, Hans Ruedi Giger encuentra su vocación desde pequeño. Según él mismo, era «increíblemente tímido, vago y absolutamente negado para estudiar», por lo que ya sabemos cuál era su destino.
Giger comenzó trabajando como diseñador de interiores en los 60, mientras estudiaba arquitectura y diseño industrial. Ahí realizó sus primeros trabajos a tinta y óleo, llamando la atención de una generación de surrealistas como Dalí, que vieron su obra como una especie de resurrección del movimiento.
Fue precisamente Dalí quien introduce a Giger en el mundo del cine al presentarle al artista chileno Alejandro Jodorowsky, que quería llevar a cabo el ambicioso proyecto de «Dune» en pantalla grande. Giger se encargaría de diseñar todo el planeta de los malos de la película. Al final esto no pudo realizarse, pero su obra llamó la atención del equipo de «Alien» que requirieron sus servicios para dar vida a la criatura y demás paisajes hoy ya inmortales.
Giger se vio convertido de la noche a la mañana en artista de culto.
El estilo del artista es muy barroco, visceral, hiperrealista en ocasiones, pero siempre de una belleza hipnótica. En los 70 descubrió el aérografo para que sus paisajes de pesadilla no dejaran huella humana. Esta técnica permitía parir obras sin necesidad de bocetos, saliendo de lo más profundo de su (aterrador) inconsciente.
A nivel diseño creó de todo: guitarras (comprendemos que muchos grupos de metal adoren su arte), portadas de discos, mobiliario e incluso su propio castillo museo en Gruyères (Suiza).
Sigourney Weaver, la teniente Ripley de «Alien», dijo de Giger al oír de su fallecimiento (cayó por unas escaleras de su casa en Suiza): «¿Qué se puede decir de él? Era simplemente un genio».