Henri-Pierre Picou
Francia, 1824–1895
Hacia el final del Segundo Imperio francés y uno de los fundadores del concepto neogriego fue nuestro pintor francés Henri-Pierre Picou. En la escuela de Bellas Artes de París conoce a otros grandes pintores como Jean-León Gérome, Gustave Boulanger o Jean-Louis Hamon. Todos ellos, fueron amigos y compañeros académicos del pintor.
El estilo de Picou fue influenciado cuando éste estudió con el maestro Charles Gleyre, maestro de grandes pintores impresionistas como Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir o Alfred Sisley. No obstante, Picou adoptó un estilo propio, refinado y academicista que lo llevó al éxito. En 1847 debutó con su obra maestra Cléopâtre et Antoine sur le Cydnus. Sus cuadros se pusieron de moda y ganó diferentes medallas por su reconocimiento artístico. En 1848 el crítico Théophile Gautier comentó en un momento del salón: «tal como es, da la mejor esperanza para el futuro del joven artista, y se puede clasificar entre las siete u ocho pinturas más importantes del Salón»
Picou pintó temáticas de historia clásica, mitología y alegorías. Todas ellas tenían un factor denominador que les unía y era ese refinamiento en la técnica y el color por la belleza clásica. Sus pinceladas por crear ese movimiento en el cuerpo de la mujer eran delicados y formaban parte de su firma como estilo. Solía representar momentos triviales donde los detalles, la naturaleza y su fantasía eran el condimento para sus creaciones. Los cuadros mantenían un encuadre perfecto, sosegado y jovial como podemos apreciar en sus obras Haciendo burbujas, En la fuente o Venus.
De esta manera, Henri-Pierre Picou demostró durante toda su vida y carrera artística de éxito esa genialidad por exaltar esa idea de arte. Como en su obra la Alegoría de la primavera donde podremos apreciar su maestría en todo su esplendor.