Jean Fouquet
Francia, 1420–1481
Francia también tuvo su quattrocento, y si hay una figura que destaque sobre las demás en el renacimiento francés, esa es la del gran Jean Fouquet, un auténtico renovador de la pintura que sirvió de puente entre el gótico y las innovaciones flamencas. Uno de los primitivos franceses.
En las épocas del gótico internacional, en Flandes van Eyck empezaba su actividad revolucionando el arte con la técnica del óleo, en Italia se estaba gestando ya el quattrocento y París era el centro de la miniatura europea.
Jean Fouquet nació en ese contexto histórico en la ciudad de Tours. Se sabe poco de su vida. Sólo algunos datos confusos como que viajó a Italia y quizás conoció a Fra Angelico. Según Vasari, Fouquet fue un artista muy apreciado en Italia y él se llevó a Francia el nuevo y revolucionario arte que estaba apareciendo.
Muy reconocido en su tiempo, trabajó para reyes, la iglesia y demás clientes (fue uno de los principales promotores del género del retrato) pero no sólo trabajó como pintor: también miniaturista de libros, maestro de la vidriera, y seguramente también excelente tapicero. Fouquet era un experto técnico y siempre estuvo atento a las novedades técnicas que se producían en Europa (básicamente Flandes e Italia).
Interesado en la geometría (el número áureo está presente en la mayoría de sus cuadros), la perspectiva, los escorzos… Fouquet dejaría definitivamente atrás todo lo medieval y sería uno de los primeros modernos franceses. El artista sobresaldría sobre sus colegas de la época, aunque su obra quedó olvidada durante siglos hasta que los románticos lo recuperaron en el XIX.