Sherrie Levine
Estados Unidos, 1947
Sherrie Levine (Pensilvania, 1947), también llamada la reina del apropiacionismo, no se corta un pelo. Lleva hasta sus límites esto llamado posmodernidad que, más que brevemente, podría definirse como esa falta de relatos que me digan cómo, cuándo y dónde ser quién soy; puedo hacer lo que me de la gana y esto, aunque lo parezca, tampoco es nada fácil. Cuando cualquier dirección es válida, la idea de dirección pierde su significado. Y esto, más o menos, será el propio argumento del Arte a partir de los 80.
El trabajo de Levine se relaciona con los primeros fototextos de Barbara Kruger, los pronunciamientos en carteles de Jenny Holzer o las disposiciones fotográficas de Louise Lawler. En estas prácticas, lo primero que hicieron fue mandar a la mierda las obras maestras de artistas maestros vistos como mitos que había que desenmascarar, desmitificar y deconstruir. Como estos mitos eran, desde luego, masculinos no fue un hecho accidental que esta crítica la llevaran a cabo artistas feministas.
La cuestión feminista se sofistica por aquellos años y, hartas de tener callada la boca, ponen en primer plano qué imagen de la mujer es la que proyectan unos medios de comunicación de masas que cada vez se vuelven más complejos. La propuesta de gran parte del trabajo de Levine se centra en la apropiación de obra de artistas masculinos, resignificando su discurso. Quizás, su trabajo más conocido sea After Walker Evans (Después de Walker Evans) al que seguirán muchos otros en esta línea: After…. Eliot Porter, Edward Weston,
Aunque suele trabajar desde la fotografía, no se tiene por fotógrafa ya que considera a la cámara solo un medio y recurre, también, a la pintura, el dibujo o la creación de piezas como tableros de ajedrez en los que la genial artista critica al propio arte como un juego con unas reglas que, desde luego, le cuesta muuucho seguir.