After Walker Evans
El arte de robar.
Si piensas que esas fotos te suenan, tienes razón… a medias. En 1936, Walker Evans fotografió, en Alabama, a los Burroughs, una familia de aparceros enormemente empobrecida en la era del Dust Bowl y Sherrie Levine, en 1979, volvió a fotografiar las fotografías de Walker Evans publicadas en el catálogo de la exposición «First and last» y las presentó, en 1981, en la recién inaugurada Galería Metro Pictures de Nueva York. Has entendido bien: Levine sacó fotos de las fotos del catálogo de Evans y las presentó en la Metro Pictures.
¡A lo mejor, pensó, nadie se daría cuenta! Nada de eso. Recuerda, es la reina del apropiacionismo. Este robar/tomar prestado fue una genialidad para generar una pregunta muy concreta ¿Es su trabajo el mismo que el de Evans u otro diferente? Su discurso recoge lo planteado por tipos como Duchamp, Roland Barthes, con su teoría de la muerte del autor o Walter Benjamin, quien exploró la relación entre el original y su copia avisando de que algo así ocurriría. ¡Ojo! No confundir el trabajo de Levine con los ready made. ¡Nada que ver!
Como toda gran obra hoy, no termina sino que continúa una vida propia. En 2001, el artista Michael Mandiberg escaneó de nuevo las fotos de Evans creando un sitio web que permite descargarlas con su certificado de autenticidad y todo. Su rollo es distinto al de Levine: cada vez es más probable que el público aprecie la obra de Evans vía pantalla de su ordenador que en un libro o en vivo
Como decía el siempre acertado Benjamin: la única obra realmente dotada de sentido, de sentido crítico, debería ser un collage de citas, fragmentos, ecos de otras obras.