Caterpillar with chains
Admiren la maravillosa obra del artista vivo más cotizado del mundo.
Jeff Koons empezó su carrera apropiándose de objetos ordinarios y cotidianos con poco o nulo valor fuera del contexto del arte. Eso ya lo había hecho Duchamp muchas décadas antes (recordemos su famoso urinario), pero por algún motivo, la obra de Koons pareció gustar en -como no- los años 80, como algo nuevo, original, fresco y lleno de sentido del humor.
Según sus groupies (entre los que se cuentan galeristas de estómago agradecido, comisarios politizados y profesores de arte de tercera división con su séquito de aduladores, todos con una opinión homogénea), Koons nos habla de la cultura popular y de los mecanismos de producción que determinan y guían los patrones de consumo más que el impulso consumista individual.
También según ellos, este da Vinci del siglo XXI alude de manera juguetona en esta obra a los deseos y recuerdos de la infancia a través de un repertorio de objetos mundanos brillantemente mercantilizados en esculturas de tamaño adulto.
Koons es pues, para muchos, el gran mediador de la cultura contemporánea, el gran retador de las jerarquías estéticas tradicionales. Más que un simple provocador, Koons exige que enfrentemos nuestros propios límites estéticos y, al hacerlo, confiemos en reconocer su banalidad.
Y es por ello que este ex-broker de Wall Street es hoy el artista vivo más cotizado.
Si observamos esta obra maestra comparable a la capilla sixtina, veremos un gusano hinchable comprado en un bazar chino colgado de unas cadenas rojas.
¡Pero ojo! El hinchable es de metal y no flota, sino que pesa (¡Bravo Koons…! Ligero-pesado… ¡que sutil dicotomía!). Eso nos remite a los recuerdos de la infancia, el peso del pasado, la violencia y represión de las cadenas… ¡Bravísimo…!
Por supuesto, Koons no realizó la obra, no se manchó las manos. El equipo de su taller de Smithers hizo todo el trabajo. Pero él tuvo la idea, que es lo importante. Trágicamente eso, según parece, es lo que se adoctrina en las escuelas de arte hoy en día: Ya no hay obras. Sólo teorías, filosofía barata, panfletos políticos y burda especulación.
El arte ya no existe. Ahora es la moda la que marca el mercado.
Koons… Estamos, ni más ni menos, ante el arte que nos merecemos como sociedad consumista, superficial, ridícula y arrogante.
Estamos ante el reflejo exacto de nuestra cultura actual. Aunque eso, hay que admitirlo, es el trabajo del artista.