Chaville, el estanque de L'Ursine
Así pinta una fiera.
No sabemos cuánto perdió el mundo del ciclismo a causa de las fiebres tifoideas que apartaron a Maurice de Vlaminck de la carrera deportiva, pero si cuánto ganó el mundo del arte cuando dejó la bicicleta por los pinceles, instado también por su gran amigo el pintor fauvista André Derain. Estamos ante un auténtico fauve (fiera), Vlaminck encarna esa fiereza pictórica por la que la crítica les dio nombre (a Henri Matisse, André Derain, Raoul Dufy y otros) en el Salón d’Automme en 1905, año al que pertenece esta obra.
Rebelde, enérgico y contestatario, su pintura es puro estallido de color, vibrante, convulsa y empastada, apela a los sentidos como si de un grito de pigmentos se tratase. Vlaminck, experto en lenguajes artísticos (además de pintor, fue violinista, novelista y poeta), equilibra perfectamente la composición con masas de colores cálidos: rojos y naranjas, y masas de colores fríos: azules, verdes y blancos, que distribuye con armonía sobre el lienzo.
Cuántas veces habrá paseado Vlaminck por este estanque, el de L’Ursine en Chaville, situado entre la ciudad de Paris y Versalles. O quizás haya llegado en bici, con el lienzo y los óleos en la mochila, para hacer lo que más gustaba a los pintores de la época, pintar au plein air, salir de la reclusión del estudio en busca de la luz y las impresiones del momento. Y esto fue en parte gracias a la existencia del óleo en tubos, esos óleos que el pintor llevaría en su mochila.
Amante de la pintura de paisaje, la explosión de color de sus obras (aunque ya libre de las ataduras clásicas), no elude la descripción del paraje, y con la enérgica pincelada heredera de Van Gogh, no sólo nos describe un lugar, sino que lo llena de emociones. Es un lenguaje pictórico no sólo descriptivo, también es emocional e intuitivo, que plasma lo que ve y lo que siente. Y la pintura se convirtió en algo tan importante para él y él para la pintura que llegó a decir: cuando tengo la pintura en las manos, es la vida y yo, yo y la vida.
Este cuadro lo eligió mi padre, y a él se lo dedico… vida y pintura.