El aborto
Ultra-autorretrato de sus sentimientos.
Este es el único ejemplo de grabado de Frida Kahlo. Sólo existen tres de las doce copias que realizó de esta litografía. Las demás las destruyó.
La artista acababa de sufrir un traumático aborto (ver la espeluznante pintura «Henry Ford Hospital», que habla del mismo suceso) y decide canalizar ese dolor por medio del arte. Realizó este grabado en el que muestra un ultra-autorretrato de sus sentimientos en ese verano de 1932 que pasó en la ciudad industrial de Detroit.
Frida aparece desnuda (no sólo físicamente, sino que en no oculta ni un ápice de sus emociones a flor de piel), y llorando. La luna en el cielo llora con ella. Unas gotas de sangre caen por una de sus piernas, regando la tierra y haciendo crecer vegetación. La ley de la naturaleza ya dice que de la muerte surge la vida. En su otra pierna, un fínísimo cordón umbilical se va enrollando hasta acabar en el feto, mostrado casi como un ídolo precolombino. Otros fetos aparecen sobre él. La artista ya había tenido otros abortos.
Frida tiene aquí tres brazos. El tercero agarra una paleta en forma de corazón, como si la pintura fuera su único consuelo en ese momento de dolor y soledad. Diego no estaba ahí, estaba trabajando. Sólo le hacía compañía su arte.
A modo de diario personal, en el margen izquierdo del grabado la artista escribió en inglés: «Estas pruebas no son ni buenas ni malas a la vista de tu experiencia; trabaja duro y conseguirás mejores resultados».