El talismán
Una obra capital en la historia del arte.
Sobre la tapa de una pequeña caja de cerillas o de puros, Paul Sérusier pintó esta obra visionaria, el manifiesto de un arte nuevo y revolucionario. Una pintura pura, simple y subjetiva, que como vemos roza la abstracción.
Al principio el artista era un pintor convencional, pero se fue a Bretaña, conoció a Gauguin y su mentalidad cambió. El color invadió su arte. Un color arbitrario que ya no mostraba un tradicional paisaje imitando la naturaleza. Ahora el paisaje era interior y eso era lo que importaba. Si ves amarillo,
le dijo Gauguin, elige el amarillo más estridente que tengas en la paleta y aplícalo al cuadro.
Así, con colores puros y yuxtapuestos, Sérusier fue capaz de unir color y sentimiento sobre una sencilla placa de madera.
Esta pequeña pintura causó un terremoto al exponerse en París. Los jóvenes pintores tuvieron una epifanía y crearon una especie de culto en torno al maestro. Se marcharon a la Bretaña a pintar con esa nueva libertad. Se convirtieron en los Nabis (los profetas en hebreo), unos adelantados a su tiempo. Y esta pintura Paysage au Bois d’Amour, fue rebautizada como El talismán, porque era casi como un tesoro, un amuleto, un misterioso nuevo artefacto.