Maíz joven
Un paisaje con múltiples interpretaciones.
Principios de los años 30. Estamos en el medio de Iowa, tierra natal de Grant Wood, el pintor de la Gran Depresión en los Estados Unidos. Iowa era (es) el mayor productor de maíz del país y Wood dedicó buena parte de su producción artística no sólo a este alimento, sino a la gente que trabajaba con él, o pelando fruta, ordeñando vacas… Era el pintor del trabajo duro en tiempos sombríos.
Eran tiempos, además, en los que el arte se estaba volviendo bastante elitista, se estaba urbanizando, y Wood fue uno de los pocos artistas rurales (regionalismo) que abanderó temáticamente sus raíces, exceptuando quizás a Hopper, del que vemos ecos en esta obra.
Pero a pesar de que Wood encarnaba ese ideal de artista-granjero, viril, americano, de hierba en la boca y mono de trabajo, también vivió sus meses en Europa, estudiando las pinturas de los viejos maestros, analizando a los impresionistas y llevando una vida bohemia impensable en el Medio Oeste, corazón de los Estados Unidos.
Además Wood, regordete, miope, tímido, era un homosexual profundamente encerrado en el armario, pues si salía bien le podrían caer dos balazos. Estas contradicciones enriquecen todavía más su mágica obra, de un realismo irreal, de un conservadurismo moderno.
Podemos ver estas contradicciones en este paisaje. Podemos ver vacío y soledad, aunque podemos ver esperanza y belleza. Podemos ver ingenuidad o podemos ver como vieron algunos críticos: colinas bulbosas como nalgas masculinas y algo “eyaculatorio” en esas interminables filas de brotes de maíz.
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