Noche
Donde el corazón calma.
Arkhip Kuindzhi, un nombre al que no se le ha dado el mérito que merece.
Fue un pintor ruso que se especializó en paisajes; creció en una familia pobre y se vio obligado a trabajar desde que era pequeño al quedar huérfano de ambos padres. Con el paso del tiempo fue descubriendo la belleza en las imágenes y se involucró completamente en la pintura.
Al final del siglo XIX con su gloria y popularidad en auge, también llegaron rumores y críticas de sus obras sobre el hecho de que repetía sus tramas; por lo que decidió retirarse y seguir trabajando en lo que ahora se considera su «misterioso silencio».
Noche es una obra realizada durante ese periodo y una de las últimas del artista. Refleja una oscura colina donde se aprecian dos siluetas de caballos y un poco más abajo, dos pastores tendidos en el suelo. Lo que más llama la atención es la composición del paisaje, una delgada luna que ilumina las nubes y al río y sobre todo, el cielo con una transición tan suave y natural que uno piensa por un momento que verá iniciar un nuevo día.
Con pinceladas que denotan respeto y admiración por la naturaleza, se dice que esta es la obra de despedida de Kuindzhi. Un hombre brillante, que superó adversidades a la vida y ante su posterior fama regresó a lo único que lo hacía sentir él mismo: la naturaleza, su entorno.
Sus paisajes brillantes, cálidos, fríos y nostálgicos nos recuerdan que uno debe de regresar a donde el corazón calma, a donde el mundo calla y solo importa la pasión de uno.