Paisaje
Lacombe intentó imitar siempre la magia de las estampas japonesas.
Este gouache (aguada o acuarela) nos muestra un paisaje arbolado de Georges Lacombe, que se basó de forma explícita y evidente en las estampas japonesas (ukiyo-e) llegadas a Francia por esos años. Estos sencillos dibujos causaron una revolución artística y volvieron locos a los jóvenes artistas franceses. De hecho la obra de Lacombe es clasificada por muchos estudiosos como “japonismo”.
Además de Japón, Lacombe tenía otra influencia clara: Paul Gauguin y eso se ve en los colores y las formas de este paisaje simbolista con cromatismos irreales como esos troncos violetas.
El pintor veraneaba en Finisterre (costa oeste de Bretaña) y ahí pudo empezar a pintar como su ídolo, como muchos otros artistas (los nabis, entre los que estaban Felix Vallotton o Pierre Bonnard) que llegaron al lugar para emular la pintura del bretón. Cuando por fin conoció a Gauguin hasta empezó a esculpir madera como hacía él creando obras simbólicas de técnica ingenua, muy pronto conocidas como “Le nabi sculpteur”.
Lacombe era de familia pudiente y por tanto no necesitaba ganarse la vida con su arte. Es por ello que se negó siempre a vender su obra y buena parte de su producción artística nos es desconocida a día de hoy.