Sin título
La belleza de un coche tras el apocalipsis.
Zdzisław Beksiński fue unos de esos autores oscuros y personales que conseguían sacar belleza de las pesadillas. Son sus pinturas odas a la decadencia, la fragilidad de la vida y la constante presencia de la muerte. Están llenas poesía secreta compuesta de carne putrefacta, sangre y óxido.
Es el caso de este coche abandonado en lo que parece un paraje desértico postapocalíptico que evoca un pasado y casi predice un terrible futuro. Es lo que se llamó realismo fantástico, una etapa de su carrera caracterizada por escenas inquietantes, un ambiente surrealista en la que está siempre presente la muerte o la corrupción, con figuras deformadas o esqueletos. Porque esto que vemos aquí entre esa niebla ocre viene a ser el esqueleto de un coche ya muerto.
Beksiński tenía un estilo muy preciso, muy detallado. Como él mismo decía: pintar de tal manera que pareciera estar fotografiando sueños.
Aún así, le gustaba dejar las obras a la total interpretación del espectador. Es por ello que nunca le ponía título a su arte. Este cuadro bien podría llamarse «Coche abandonado», o algo más poético como «Fantasma en el polvo» o quizás un título abstracto como «Futuro» o «Pasado».
El formato cuadrado de este lienzo recuerda a un álbum de metal extremo. Las obras del artista son ideales para el género, llenas de violentas escenas. De hecho Beksiński consideraba la música su principal influencia. Siempre escuchaba música clásica a todo volumen mientras pintaba.
El artista fue uno de los más importantes pintores contemporáneos de Polonia pero a finales del siglo XX la tragedia golpearía su vida como si fuese uno de sus cuadros. Tras quedarse viudo, su hijo Tomasz se suicidó y poco después el propio Beksiński sería asesinado por un vecino adolescente al que no quiso prestar algo de dinero.