Sol de invierno
Un calido invierno.
Maxfield Parrish empieza su etapa paisajística en 1931. Pero no son los suyos paisajes normales y corrientes, como podéis apreciar en la imagen. Los paisajes de Parrish son pura fantasía, casi magia, y aún así perfectamente detallados, como si existieran de verdad.
De hecho, existían de verdad: son de New Hampshire, pero Parrish los idealiza a tope: esas montañas, prados, árboles y casitas de cuento de hadas, todo bajo sus característico cielos azules. Más aún si se ambientan en invierno, como es el caso de Winter Sunshine, un paisaje tan tranquilo y sosegado, tan cálido y radiante, tan poco hostil que dista mucho de representar la verdadera naturaleza que te mataría de frío en pocos minutos en un paisaje así.
Parrish amaba su hogar de Nueva Inglaterra y durante veintisiete años (de 1936 a 1963) hizo para la editorial Brown & Bigelow, una serie de dibujos para un calendario. Este representa el invierno de 1958 (aunque fue pintada en el 56).
Hay quien por temática, estilo y el uso de la proporción áurea consideran a Parrish uno de los últimos artistas neoclásicos, una verdadera ucronía. Lo que en realidad representaba este popular ilustrador eran utopías, al igual que Rockwell, contemporáneo suyo, y a la vez nada que ver con él.