Viento del mar
El viento mueve las cortinas de un ático en una solitaria granja de Maine.
Además de retratos, Andrew Wyeth pintó paisajes rurales y viejas granjas de Maine y Pennsylvania.
En este caso, el artista nos presenta el interior de una de ellas. Una habitación con la ventana abierta donde se cuela una corriente de aire que hace mover las cortinas.
Con el título de la obra, Wyeth hace protagonista a este viento invisible.
Se trata del ático de la granja de sus vecinos, los Olsen (es la granja que se ve al fondo de su conocidísimo “Christina’s World”) y el pintor nos sitúa detrás de la ventana, casi como unos voyeurs, o como si quisiéramos airear un poco el aire enrarecido de ese interior.
Eso de “enrarecido” lo digo por la sensación que provoca esa habitación, de la que solo vemos unos visillos andrajosos (están desgarrados por algunos sitios) y unas cortinas amarillentas. El viento moviéndolas nos transmite soledad, claustrofobia, tristeza, silencio…
Fuera se ve uno de los típicos paisajes de Wyeth (recordemos su realismo poético), donde no aparece el ser humano, pero sí vemos su huella, su rastro por el lugar. Las huellas de unas ruedas en el suelo van hacia la orilla del mar.