Viernes santo en Daisy Nook
El pintor de la muchedumbre en una pequeña ciudad industrial inglesa.
Un pintor de domingo,
decían. Un artista naif. La crítica no tenía en cuenta su poesía.
L. S. Lowry fue uno de esos artistas únicos, personalísimos, visionarios. Por supuesto, hoy es una institución en Inglaterra, pero en su época no todo el mundo supo ver su talento, salvo quizás las clases populares ajenas al elitismo del arte contemporáneo, o los niños… la gente de a pie como la que él retrataba.
Mirando este paisaje de una feria en un día festivo y alejándonos de todo prejuicio podemos percibir su belleza. Ingenuo y naif, probablemente, pero sofisticado a su manera, preciso, dinámico, hermoso…
Lowry muestra a la muchedumbre en una pequeña ciudad industrial inglesa paseando en su día libre, cada uno a su ritmo, cada figura personalizada. Podemos quedarnos ciegos de mirar tantas horas un cuadro como este.
La perspectiva, rudimentaria, viene dada básicamente por los tamaños de las figuras (grandes en primer plano, pequeñas a medida que nos alejamos). Prescinde de sombras y volúmenes. Juega simplemente con el espacio, creando un maravilloso horror vacui de seres humanos. La gente se mueve, casi parece una imagen en movimiento.
La paleta de Lowry es exquisita, con múltiples tonalidades de un blanco del frío al cálido, del inmaculado al terroso.
El grupo Status Quo se inspiró en este tipo de pinturas para su primer single «Pictures of Matchstick Men», que alude al estilo de Lowry, que pintaba a la gente como si fueran «hombres cerilla».