Aubrey Beardsley
Reino Unido, 1872–1898
Aubrey Vincent Beardsley fue uno de los artistas más interesantes de la época victoriana en el Reino Unido. El hijo perfecto del fin-de-siècle. Muerto a la tierna edad de 25 años, tuvo tiempo de escandalizar, fascinar e influir en los artistas de la época. Su estilo modernista, mezclado con su humor crítico e incisivo, dio lugar a una obra artística satírica, estética, moderna, hipnótica… maravillosa.
Beardsley destacó muy pronto como «niño prodigio» en la música y más tarde en otros campos creativos. Tenía pinta de que iba a ser arquitecto, pero las artes plásticas entraron en su vida y todo se fue al garete. Ingresó en la Escuela de arte de Westminster y ahí empezó su aventura.
Sus ilustraciones empezaron a tener fama por su estilo innovador. Libros y revistas quisieron ilustrarse con su arte. Por supuesto también ilustró la obra de su amigo Oscar Wilde.
Beardsley tenía un estilo modernista, basado en la naturaleza, con formas orgánicas y un gran decorativismo. Salvando las distancias, era un Alfons Mucha más joven y radical. Usó mucho la tinta (blanco y negro) y en su obra se aprecia una gran influencia del grabado japonés.
Tocó variadas temáticas: religiosa, mitológica, histórica, caricatura… Y en todas ellas hay una carga de erotismo (destaquemos sus escandalosas ilustraciones para Lisístrata y Salomé).
En su vida, era un dandy. Un decadente como Wilde, un excéntrico, un Tristram Shandy. «Sólo tengo un objetivo – lo grotesco. Si no soy grotesco no soy nada», dijo en una ocasión. La tuberculosis, enfermedad de lo más romántica, acabó con e’l con sólo 25 años de edad.