Carel Fabritius
Países Bajos, 1622–1654
El caso del artista Carel Fabritius fue una auténtica tragedia.
Este, por lo general, desconocido pintor neerlandés murió de forma prematura a los 32 años en una explosión que tuvo lugar en la ciudad de Delft el 12 de octubre de 1654. Las pocas pinturas que se han conservado (apenas una decena) demuestran el talento y originalidad de su técnica.
Era el hijo de un pintor y carpintero al que llamaban Fabritius, que significa artesano, de ahí que el apodo pasara también a los hijos. Sus dos hermanos, Barent y Johannes, se dedicaron como su padre al oficio de la pintura. Por lo tanto, desde muy pequeño Carel Fabritius pudo dar sus primeros pasos artísticos en el taller familiar, aprendiendo de su progenitor.
Más adelante, su hermano Barent y él fueron a Ámsterdam, donde se convirtieron en discípulos del mismísimo Rembrandt. Este artista de talla internacional tuvo infinidad de alumnos, que se limitaron a desarrollar lo aprendido del maestro, siguiendo su estilo por siempre, sin demasiadas alteraciones. El único de ellos que supo ir más allá fue precisamente Carel Fabritius, que asimiló las lecciones de Rembrandt pero acabó desarrollando un estilo artístico propio e original.
Sus obras se caracterizan principalmente por la luminosidad, consiguiendo unos efectos cromáticos muy contrastados sin la necesidad de recurrir a tonos oscuros. La mayor diferencia entre Rembrandt y él es que mientras el primero realizaba un retrato con el rostro del protagonista perfectamente definido y contrastado con un fondo prácticamente negro, Fabritius iluminaba tanto los rostros que pese a usar fondos claros, estos destacaban sobre ellos.
Su paleta de colores estaba caracterizada por tonos más bien fríos y apagados, pero muy bien repartidos en sus obras, generando un gran equilibrio. Además, sabía usar el pincel muy cargado de pintura, como atestiguan algunas de sus obras con empastados bien ejecutados, tenía un gran control.
Se teoriza que, mientras permaneció en Ámsterdam, pudo ser el maestro de Vermeer, pues era diez años mayor que él, y coincidieron en la ciudad.
La tragedia que acabó con la vida de Carel Fabritius y una carrera artística prometedora fue la explosión del polvorín de Delft. Aquella fatídica mañana de octubre de 1654 un depósito de pólvora explotó, arrasando y destruyendo al menos una cuarta parte de la ciudad, entre ellas la casa y estudio de Fabritius, donde el artista se encontraba pintando.
Esta tragedia nos arrebató a un pintor fascinante, original, que tal vez, de haber sobrevivido, aparecería en los libros de Historia del Arte junto a Rembrandt y Vermeer como uno de los artistas claves del Barroco en Países Bajos.