Christian Boltanski

El mismísimo Harald Szeemann otorgó a Christian Boltanski el título de Maestro de la exposición. No es poca cosa para un artista autodidacta que debutó en este mundillo en 1967 a través de la pintura. Pronto se le quedó corta para poder recorrer un camino plagado de obsesiones —la memoria colectiva como suma de memorias individuales, el paso del tiempo, la perdida, el olvido, el azar y, sobre todo, la condición humana— y tiró de fotografía y de todo tipo de objetos encontrados para componer sus magníficas instalaciones que tienen, en la guerra y posguerra en la que se crió, la fuente de inspiración apareciendo en su trabajo como una especie de rumor.

Sin entrar a discutir si merece este primer puesto, no cabe duda de que este artista francés fue una maravillosa máquina de crear, no solo espacios de reflexión, sino espacios de resistencia entendidos como aquellos capaces de deconstruirnos, de cuestionarnos.

Boltanski —íntimamente ligado al desarrollo de las formas de su época y a los principales movimientos de vanguardia de los años setenta y ochenta: Pop Art, Nuevo Realismo, Arte Minimal, Arte Conceptual o Arte Povera— no puede, en realidad, etiquetarse dentro de ninguno de ellos. Su trabajo supone una poética rigurosamente personal difícilmente encasillable. Es único.

Hay quien dice que Boltanski es triste, deprimente. No lo creo. Suele generar espacios oscuros pero no se trata de una oscuridad negra sino reveladora. Genera sombras para destacar la luz.

La noche nos confunde, como dijo aquel cubano ilustre, si creemos que el tema principal de Boltanski son la Muerte o la Guerra ya que es, en realidad, el Tiempo. Su apuesta artística está cercana al trato directo y amistoso que religiones y filosofías orientales tienen con la muerte. No es un tabú, como ocurre en Occidente, sino una conciencia permanente de nuestra finitud que otorga a la existencia -entre dos fechas, como afirma- la cualidad de preciosa.

Su trayectoria le llevó a lo más grande exponiendo en los mejores museos y galerías de todo el mundo.