Edouard Dantan
Francia, 1848–1897
Édouard Joseph Dantan fue un pintor francés academicista, que cumple todos los requisitos de sus características: excelente pintor, laureado en su época, pero hoy denostado por la modernidad.
El abuelo de Dantan era escultor. El padre de Dantan era escultor. El tío de Dantan era escultor. Dantan, el rebelde, por el contrario se hizo pintor. Aunque hay que reconocer que era extraordinariamente bueno. Los salones de París abrieron sus puertas al joven prodigio, que con sus pinturas históricas y mitológicas.
El artista ganó medallas de oro, plata y todos los metales que podáis imaginar por sus pinturas. El estado francés de la época, que mimaba el talento, lo arropó como uno de los grandes. Dantan fue un academicista de prestigio, Un virtuoso, un genio, casi un fotógrafo del pincel.
La gente se quedaba boquiabierta con su pintura que no solo imitaba la naturaleza, sino que la mejoraba. No se limitó a la historia y la mitología. Amante del arte y de su tradición familiar, mostró a menudo en sus trabajos a artistas creando. Los críticos más pomposos incluso se permitieron alabar este tipo de «temas vulgares».
Sin embargo, el estilo clásico de Dantan pasó de moda a finales del XIX. No le faltaban encargos de la burguesía más conservadora, pero no pudo saborear mucho tiempo sus éxitos. En 1897, cuando no había cumplido los 50 años, tuvo un accidente de carruaje al rompérsele las riendas y estrellarse contra una iglesia.