Herbert List
Alemania, 1903–1975
Herbert List nace en Hamburgo en el año 1903 en el seno de una próspera familia que se dedicaba a la importación de café de América Latina. Gracias a esto, cuando aún contaba con tan solo veinte años de edad tuvo la oportunidad de hacer frecuentes viajes a sitios como Guatemala, Brasil y otros lugares igual de exóticos.
En 1930 conocerá al fotógrafo Andreas Feininger quien lo introduce en el medio fotográfico y lo incentiva a experimentar en una época en la que la Bauhaus marcaba el ritmo de las tendencias en Alemania. Así las influencias de este grupo en la fotografía de List son fácilmente apreciables.
Su habilidad con la cámara lo llevaba abandonar el negocio familiar y, a mediados de los años treinta, comienza a trabajar como fotógrafo profesional para diferentes publicaciones de moda. Algo que no le debió gustar demasiado pues rápidamente abandona y retoma la fotografía artística con un estilo al que llamará «Fotografía Metafísica». Es durante esta década cuando List realizará sus tan icónicas fotografías en las cuales el desnudo masculino y los escenarios de aspecto onírico son los grandes protagonistas. Nada parece poder enturbiar la calma que guía la lente de List.
En 1937 realizará su primera exposición propia mientras reside en Grecia, lugar donde pudo cultivar su gusto por la estética clásica a placer. Lamentablemente en inicio de la segunda guerra mundial lo obliga a mudarse de nuevo a Alemania nazi, donde las pasa putas por ser judío y homosexual hasta que consigue emigrar a Noruega. Durante este periodo abandona la fotografía y se dedica al dibujo.
En 1945 vuelve a Alemania y goza de un gran reconocimiento. De este modo, colabora como articulista y edita la revista Heute (Hoy), muy afín a las potencias aliadas.
En 1951 List conocerá a Robert Capa, quien lo introdujo en Magnum para trabajar a otros fotógrafos como Henri Cartier-Bresson. Este último lo inspira y adopta un estilo neo-realista. Así comienza a trabajar con la exitosa Leica de 35mm y abandona su Rolleiflex, de características más aparatosas (120mm), lo que le permite viajar y fotografiar muy prolíficamente por España, México, Marruecos, El Caribe…
Sabe Dios por qué, pero tras publicar numerosos libros en la década de los cincuenta, utilizando las fotos que había tomado durante tres décadas, pierde el interés en la fotografía y se dedica al coleccionismo. Muere en Múnich en 1975. A día de hoy la poderosa estética presente en sus fotografías de desnudos masculinos se sigue considerando sublime.
Producto de un artista valiente e inimitable.