José Jimenez Aranda
España, 1837–1903
El sevillano José Jiménez Aranda fue miembro de una familia de pintores (sus dos hermanos compartieron su oficio) y desarrolló una carrera plagada de éxitos y prestigio académico.
Empezó de adolescente a pintar, primero en Sevilla y después en Madrid, donde se empapó de Goya y Velázquez, esos dos tótems que todo pintor español debería estudiar si quiere dedicarse a esto de la pintura. El joven Jiménez Aranda no salía del museo del Prado ni para ir a mear.
Un punto de inflexión en su carrera fue su viaje a Roma, donde conocería a Mariano Fortuny que influyó bastante en Aranda, sobre todo en sus temáticas. Se marchó a París unos años para desarrollar una exitosa carrera. Sus cuadros se vendían antes de acabarlos.
A finales del XIX pinta obras costumbristas, históricas y como siempre, durante toda su carrera, académicas. Después de todo, el estilo de Jiménez Aranda se caracterizó sobre todo por la perfecta corrección del dibujo y su virtuosismo en la pintura. Hasta el puto Sorolla le llamó gran maestro en pintura,
que no es poca cosa.