Una esclava en venta
Por 800 monedas es tuya.
Una joven esclava es humillada. Tiene la cabeza baja por la vergüenza de estar completamente desnuda y ser vendida como un cacho de carne. Sentada sobre una alfombra del mercado de esclavos exhibe el cartel en griego «Rosa de 18 años en venta por 800 monedas».
Además de crear un cuadro histórico de sabor orientalista (muy del gusto de la época) y presumir un poco de su dominio de la anatomía femenina (ese modelado y ese nacarado del desnudo son sobresalientes), la verdadera intención de José Jiménez Aranda era desde luego la de denunciar la escena. De hacernos sentir partícipes de la humillación que siente Rosa y las millones de Rosas que existen y existirán si no lo remediamos.
Además, llama la atención ver a la pobre esclava desde un punto de vista alto, como si nosotros mismos fuéramos consumidores de ese mercado de esclavos que tanto abundaban en la antigüedad (Aranda hace uso de un buen recurso compositivo). De hecho, pensadlo bien, si viviéramos en Grecia o Roma hace unos milenios (y evidentemente tuviéramos una situación financiera desahogada), seguramente tendríamos unos cuantos esclavos a nuestra disposición… O quizás estaríamos nosotros en esa alfombra.
Un momento… A lo mejor estáis vestidos, pero… ¿Estamos seguros de no estar ahora mismo en esa alfombra…?