Desnudo con gato

A Balthasar Kłossowski de Rola, Balthus, le gustaba sobre todo pintar dos cosas: chicas y gatos.

Sus adolescentes (desnudas, desnudadas o a medio desnudar…) se retorcían en extrañas posiciones, sin querer enterarse de que las observan.

En un ambiente burgués, e intoxicado con los efluvios surrealistas, el artista comprendió que el escándalo podía ser una de sus mejores bazas… Balthus sabía muy bien que el arte no es (o no debe ser) una actividad inocente.

El pintor explotó como nadie el aspecto sexual en su obra, amplificando lo incómodo e inquietante, lo prohibido… Quizás hoy en día su producción sea todavía más escandalosa que en esos años… Incluso en Alemania se acaba de censurar una exposición.

Con respecto a los gatos, es evidente que el autor los adoraba. Incluso se autorretrató como “El rey de los gatos”. Ya en el colegio le llamaban “el niño de los gatos” y según cuentan, los felinos lo acompañaban por que desprendía un fuerte olor a almizcle, el cual por lo visto atrae a estos animales. El artista murió rodeado de 30 de ellos.

¿Pero qué lo llevó a pintarlos tanto en su producción, siempre acompañando, u observando, o interactuando con alguno de sus personajes, como en la imagen…?

Los gatos representan lo oscuro, el misterio, lo sesgado… El gato fue estigmatizado en el periodo medieval como un animal traidor, ladrón y agresivo, pero a partir del siglo XVII vuelven a aparecer en el arte.

En el rococó por ejemplo era frecuente que en escenas “picantonas” un gato apareciese por ahí, jugando con un ovillo o simplemente observando. Más tarde en el siglo XIX a menudo aparecía un felino acompañando a prostitutas o damas desnudas…

Aquí Balthus pinta por enésima vez a su animal favorito, jugueteando con una chica desnuda. Mientras la otra figura mira por la ventana (la luz entrando por la ventana, otra constante en Balthus), el gato sonríe, con burla o lascivia, y retoza con la muchacha, entre lo inocente y lo obsceno…