Lección de guitarra
Una escena perturbadora.
Inquietante escena que representa una perturbadora lección de guitarra. Una maestra fuerza a su alumna con la falda levantada. Le tira del pelo y toquetea su muslo cerca del sexo mientras que la niña aparta la camisa de su profesora para descubrir uno de sus pechos. Todo es demasiado indecoroso, y hasta ridículamente blasfemo (si nos fijamos, hasta se recrea la postura de una Pietà).
¿Pero qué estamos viendo aquí en realidad? Es evidente que es una escena de dominación, desde luego. De abuso. Sin embargo hay algo perversamente lúdico y teatral en la representación, como legitimándolo todo gracias a un mecanismo de cotidianeidad de los sueños. Es todo tan artificial y artificioso, tan premeditadamente obsceno que a la fuerza tiene que ser simbólico… Y a la vez totalmente literal.
Es una escena profundamente desagradable ya en su colorido. Sabido es que Wes Craven usó el rojo y verde para el jersey de Freddy Krueger —otro ilustre pedófilo— tras leer una revista científica que afirmaba que son dos colores que se neutralizan en la retina dando lugar a una sensación desagradable y antinatural. Además esa pared a rayas puede decirnos que estamos en una especie de jaula.
Habrá quien vea aquí una apología de algo. Habrá quien vea una grotesca suerte de snuff painting o algo así. Y quizás no se equivoca…
Quizás es simplemente una escena de la sordidez de la intimidad burguesa, que es lo que Balthus solía pintar. Ya desde un principio esta obra estaba pensada para ser expuesta en un sitio de lo más sórdido. En una galería, pero no en la sala principal, sino en un diminuto cuarto trasero oculto por una cortina. La gente la repudió al principio, pero fue comprada, y pasaría de mano en mano hasta hoy, rodeada siempre de secretismo y anonimato, como el incómodo artefacto artístico que es.
La lección de guitarra es puro arte prohibido, pensado para no ser mostrado jamás en público, ni siquiera 80 años después de su creación. Porque es demasiado transgresora, porque está diseñada para levantar ampollas y ofender. Porque muestra el rincón más desagradable de la psique humana.