El sueño de Endimión
Ya se intuyen en su obra neoclásica los ecos del inminente romanticismo.
Endimión era un pastor tan guapo que se enamoró de él la misma Luna (Selene). La diosa lo visitaba todas las noches mientras él dormía desnudo al aire libre, y presa de la lujuria (como todo buen dios griego), se lo cepillaba.
El caso es que cuando Endimión estaba despierto, también estaba enamorado de la luna, su única compañía. Por lo visto era un amor correspondido, pero nunca coincidían los dos amantes, pues Selene no quería despertar al pastor en pleno acto y que este la rechazase…
Al final, el pastor acabó despertando una noche y los enamorados se conocieron, jurándose amor… Más de 50 hijos tendrían juntos.
El problema vino cuando Endimión se dió cuenta de que estaba envejeciendo. Selene pidió ayuda a Zeus y este le concedió al pastor la vida eterna, pero sólo cuando dormía; despierto seguiría envejeciendo.
Por lo tanto Endimión decidió dormir eternamente… el enamorado le hizo prometer a Selene que siempre lo acompañaría cuando este durmiera, y desde entonces así lo hace cada noche la diosa…
En este cuadro vemos como la intensísima luz de la luna cae sobre Endimión, que está en éxtasis. El erotismo es palpable (hasta anda el mismísimo Eros por ahí)… La noche pertenece a estos dos amantes que se amarán eternamente. Lástima que uno de ellos esté dormido…
El pintor francés Anne-Louis Girodet de Roussy-Trioson (si, nombre largo…) fue uno de los principales pintores del neoclasicismo.
Discípulo de David, adaptaría a su estilo el clasicismo y la armonía de su maestro, pero ya se intuyen en su obra los ecos del inminente romanticismo, como en este ejemplo, sin duda clásico en temática y estilo, pero en el que ya se percibe la idea de la pasión sobre la razón que acabaría desencadenando en el siguiente gran movimiento artístico europeo.