El diluvio
La Academia y las catástrofes.
Hace años vimos en HA! un dibujo a creta y sanguina que servía de boceto para este cuadro. El boceto era tan tan bueno que preferimos hablar de él. Sin embargo, parece que ha llegado la hora de hablar de la obra definitiva, que como véis tampoco está nada mal.
El neoclásico Anne-Louis Girodet de Roussy Trioson, aunque conserva una apropiada serenidad neoclásica que exigía el Salón, se pone un poco turbulento para hablar de la famosa catástrofe bíblica en la que Dios inundó la tierra (aunque muchos ven en la obra una alegoría de Napoleón y sus chapuzas).
Tras estudiar con Jacques-Louis David y pasarse unos años en Roma aprendiendo de los clásicos, Girodet vuelve a París dispuesto a arrasar con su talento en el Salón de 1806. Y así fue: a pesar de dividir a la crítica, Le Déluge se llevó premios, Girodet se colgó medallas y la pintura hasta fue comprada por el estado francés.
El lienzo es enorme e imponente, además de extremadamente dramático. El artista representa con toda crudeza a una familia en peligro de muerte inminente. El tío se agarra a un árbol y sujeta como puede a su gente, pero es evidente que la van a palmar en breve, no hay salvación posible ni para mujeres ni para niños. Que se lo pregunten al cadáver que flota en el agua.
La obra tuvo a sus críticos, incluido el mismo David (exceso de melodrama, una escena desagradable, una pintura poco digna…), pero al final Gidoret consigue un golpe de efecto de un artista que empieza a olerse esa nueva corriente que estaba infectando Europa como si de tuberculosis se tratara: el Romanticismo.