Las Oreadas
Académico, tradicional, beligerante, soberbio... ¡Pero que bien pintaba Bouguereau...!
Las Oreadas son ninfas de las montañas y de las grutas (recordemos a Eco), muy aficionadas a la caza. Cuando Diana (diosa de la caza) las llamaba éstas acudían en tromba para formar parte de su séquito.
Aquí las vemos respondiendo a la llamada de su jefa (la luna es uno de sus símbolos) mientras unos sátiros las ven marchar.
Con este cuadro, el academicista Bouguereau muestra su sobrenatural talento como dibujante, en especial en lo que se refiere a anatomía. Aquí vemos todo tipo de poses, actitudes y emociones transmitidas por el cuerpo humano.
El pintor introduce también un toque de erotismo (mirad a los sátiros como observan ese desfile de carnes) aunque nada obsceno, lo suficientemente sutil como para no escandalizar la moral burguesa de la época.
Bouguereau era un tradicional. Muy soberbio debido a sus primeros éxitos oficiales, se convirtió en un enemigo temible y despiadado con todo aquel que no viese y reconociese su esfuerzo artístico con la referida “mirada burguesa neutra”. Por ello le horrorizaba lo que estaban haciendo los impresionistas, tan lejanos a él en forma y contenido. Y el desprecio era mutuo. Artistas como Cézanne atacaron su actitud arrogante y su pintura complaciente, realizada “para el burgués hipócrita”.
De hecho su obra fue injustamente ignorada durante décadas, calificado de “mediocre”. Y es que en el arte es malo hacer enemigos…